Modelo médico – rehabilitador
Es también conocido como modelo científico en el cual “[…] se considera que las causas que originan la discapacidad no son religiosas, sino científicas (derivadas en limitaciones individuales de las personas)” (Palacios, 2008, p. 26); en consecuencia, esta mirada considera a la discapacidad bajo la categoría de “enfermedad” que sólo puede ser tratada a través de un método que derive en una cura o un artefacto, que mejoran sus condiciones de modo que se ‘cura’ a las personas.
En este modelo predominan formas de asumir la diferencia y siempre es desde la normalidad, como lo mencionó Foucault. Solo hay que mirar el mundo de los sordos para darse cuenta del oralismo, incluso para educar a personas con esta discapacidad. El oralismo, como dijo Carlos Skliar, ha sido, y aún sigue siendo hoy, la ideología dominante dentro de la educación de los sordos (Skliar, 1998). La concepción de una persona sorda, pareciera que solo es posible entenderse desde dimensiones hospitalarias. Por un lado, desde la dimensión clínica se considera a la sordera como deficiencia y a los sordos como sujetos patológicos. Desde esta perspectiva terapéutica, la sordera es un fenómeno que debe (y tiene) que reeducarse y/o curarse. Estas dos formas de tratar la diferencia desde lo clínico y lo terapéutico, históricamente condujeron a una transformación dentro del contexto escolar, porque sus discusiones y resultados siempre fueron, enriquecer otros contextos médico-hospitalarios (Lane, 1993. Citado por Skliar, 1998, p. 46).
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